Emisora Virtual de la Diócesis sonsón Rionegro

Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles laicos:

La Iglesia Diocesana, a lo largo de su historia ha venido trabajando con empeño en su labor pastoral en cumplimiento de la misión encomendada por Jesucristo; esto lo ha realizado a través de sus instrumentos humanos que somos cada uno de nosotros y con la fuerza del Espíritu que habita en su Iglesia.

En el pasado Consejo Presbiteral del 21 de octubre de 2015 y después de un trabajo arduo, donde se comprometió gran parte del personal diocesano, se aprobó que el nuevo plan fuera lanzado en el año 2016 con el propósito de que el proceso de planeación se concretara sin prisas, pero sin pausas, en el quehacer pastoral diocesano. Asimismo, en dicho Consejo, se observó pertinente tomar como línea de acción un reto pastoral que nos involucrara a todos, buscando “Renovar la vida cristiana (agentes – estructuras – actividad pastoral)”.

Cada época, y más la actual de cambios profundos, nos está pidiendo renovación. Aunque lejanas en el tiempo, son válidas estas palabras: “Yo pienso que la religión hoy, decae más por el sentido de costumbre, de cansancio y de rutina con la cual se presenta, que por asalto de sus enemigos” (Cardenal Montini, Milán, 1957). Y El Papa  Francisco nos urge a una conversión pastoral: “Espero que todas las comunidades procuren poner los medios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están” (E.G. 25). “La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”. Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Una postulación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía” (E.G. 33).

Para realizar una evangelización pertinente que ofrezca  respuestas a la renovación cristiana deseada, lo que nos corresponde es ser y hacer discípulos en comunidad y auténticos misioneros, por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Qué tenemos que hacer para lograr esto?, es necesario apuntar a procesos evangelizadores, de iniciación cristiana, que permanezcan en el tiempo; trabajar por algo que nos unifique e identifique, tan claro, tan práctico; un proyecto común que nos sirva como carta de navegación que nos ayude a superar tanta improvisación y desarticulación ante este mundo tan cambiante y desafiante. El plan de pastoral es el camino que tenemos para evangelizar a nuestra gente, renovando las comunidades en la vida cristiana.

Es un momento indicado para preguntarnos qué llamada nos está haciendo el Señor para transformar nuestra forma tradicional de pensar, expresar, celebrar y encarnar la fe cristiana de manera que propiciemos la acción de Dios en el interior de nuestra gente, e impregnemos de Cristo nuestra sociedad.

Hay una referencia fundamental: “Hay que recomenzar siempre desde Cristo, desde el Evangelio”. Sólo la presencia de Cristo resucitado y de su Espíritu nos pueden aportar hoy la luz, la fuerza, la alegría y la creatividad que necesitamos para renovar nuestra Iglesia. Es el Espíritu del Resucitado el que debe guiarnos y no el instinto de conservación. “Sin mí no pueden hacer nada”.

Lo esencial que se nos pide es que seamos la Iglesia de Jesucristo. Algo tan obvio, pero no serlo, es la causa principal de la decadencia de nuestro cristianismo. “Una Iglesia que no sea capaz de llevarnos a Jesús, es una Iglesia muerta” (Papa Francisco).

En estos momentos no fáciles para la fe, nos será muy útil este plan de pastoral diocesano, que nos ayude a aunar fuerzas, a innovar propuestas audaces, a vivir juntos criterios evangélicos y a trazar líneas maestras de actuación, buscando el fin común de nuestra propia salvación y la salvación de todos nuestros hermanos. Anunciemos a Cristo vivo con empeño, con ardor misionero, con celo pastoral, y contagiemos de esto a todo el pueblo santo de Dios. El ideal es tener cada vez más comunidades evangelizadas y evangelizadoras, participativas, con sentido de pertenencia, con una vivencia alegre y dinámica de la fe y una liturgia viva. Ser una Iglesia de puertas abiertas, corazón misericordioso y esperanza contagiosa.

Invito, pues, a todos para que asumamos este Plan de Pastoral Diocesano con un corazón agradecido a Dios por llamarnos a ser sus colaboradores en la misión evangelizadora de la Iglesia y enviados a permanecer firmes en la fe, junto con María nuestra Madre.

+ FIDEL LEON CADAVID MARIN
Obispo de Sonsón – Rionegro